miércoles, 7 de noviembre de 2012

Historias de una Isla en el Río Cauca



"¿Y qué es lo que vamos a hacer?" pregunta inquieta Beatriz. Tiene 14 años, el pelo negro lacio y una curiosidad insaciable. "Vamos a contar historias de la Isla" le responde Juliana, una de las talleristas que viaja cada 15 días desde Medellín para compartir con los chicos de la vereda esa pasión por  los relatos.


"Pero tenemos además una herramienta nueva. Vamos a contar historias con las cámaras de video" Milena, Yenis y Noemi se miran y sonrien con esa risa pícara que tienen. "Alguien alguna vez ha usado una de esas" les dice Natalia, otra de las talleristas que acompaña a Juliana. Denilson suelta una risa. Bibiana, tímidamente, dice que tiene una de fotos en su casa. Ninguno parece entender bien de qué se trata eso del video.


"Lo primero será entender qué es eso de relato, ¿alguien sabe?" algunos afirman con la cabeza. "Contar algo" dice Dina. Aprenden que para contar algo hace falta saber qué es, quienes son los personajes a los que les pasa y qué acciones realizan.

"Hay muchas formas de contar historias" comenta Juliana. Todos calladitos cierran los ojos mientras escuchan un tipo de relato que implica abrir bien los oidos. "Relato sonoro" dice Natalia. "Historias que se cuentan con sonidos"."También podemos contarlas con gestos, con palabras y por supuesto con imágenes"añade Juliana.


Beatriz recibe una de las cámaras ansiosa. Ella y su grupo ya decidieron qué historia van a contar. "Un paseo al río" comentan. A partir de varias fotos logran hacer una secuencia para contarle a los demás cómo son las idas al río.

El grupo de Milena decidió recrear otra historia. Una que está muy presente en los recuerdos de todos. La inundación. "Hace unos años el agua nos llegaba hasta aquí" señala su cintura. "Los Yonso llegaban hasta las casas, todo todito se llenó de agua". Con fotos lograron contar esa historia protagonizada por sus compañeros.

Al final ya estaba claro que los relatos pueden ser de muchos tipos pero que lo que importa es qué vamos a contar y qué de esta comunidad vale la pena relatar.


"Vamos a construir entre todos otro tipo de relato, uno audiovisual, que mezcle imágenes y audio, eso se hace con las cámaras de video" Se miran contentos. Será un reto y habrá que trabajar en grupo. Sonrien. Los talleristas también. Será una bonita historia sobre el agua en esta Isla de la Dulzura.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Nuevos Decimeros en la Isla de la Dulzura




Comienza el 2012 y Nuevos Decimeros sigue recorriendo los cabildos indígenas Zenú del bajo cauca antioqueño. "Volvamos a contar historias con los jóvenes indígenas" nos propone, y nos emocionamos por conocer más jóvenes dispuestos a narrar a sus comunidades.

Nos hablan de una Isla, en medio del gran rio Cauca, "La Isla de la Dulzura", y hasta allá nos fuimos, curiosos por conocer el lugar del mágico nombre.

De Medellín a Caucasia, de allí a la vereda Guarumo. "Al puerto, por favor" le decimos al conductor del carro. El puerto es el patio de una de las casas a orillas del rio, allí, mientras los niños corretean desnudos por el despeñadero y la más pequeña se adormece en el "chinchorro" que cuelga del techo, esperamos al Yonso (Aprendimos a decirle Yonso y a escribirlo así luego de que los chicos que conocimos en la Isla se rieran cuando decíamos "Jhonson". "Ese es el jabón" nos decían burlandose. Entonces, la canoa con motor que nos transporta por el rio se llama Yonso, así, como suena y sin ene al final, no vaya ser que se confunda con la reconocida marca de Shampoo)

El "Yonso" aparece por fin y nos embarcamos. La Isla está a unos cuantos kilómetros. Allá en la orilla, con su sombrero vueltiao nos espera Don José, el gobernador del cabildo y los 4 alguaciles de la comunidad, entre ellos don Andrés Manuel.

Bajamos, saludamos y a caminar. El paisaje alegra el espíritu. El aire tranquilo, los árboles frutales que crecen a lo largo de la vereda y la gente amable que nos encontramos mientras avanzamos. "Por qué la Isla de la Dulzura" preguntamos, "realmente se llama la amargura, porque dicen que antes había mucho bicho y decían que era una amargura vivir acá, pero ahora es de la Dulzura porque hay muchos árboles frutales y vivimos contentos"

Realmente es un lugar dulce. La tierra agradece la cercanía al rio y reverdece. La sombra de los árboles refresca un poco el intenso calor y un rosado césped se desprende de los árboles de pera de agua y embellecen los caminos enlodados.

Sentados en la "casa de la Malaria", sede del cabildo indígena y lugar donde toman las muestras para la prevención de esta enfermedad tropical, nos esperan los 15 jóvenes que vienen hoy a conocer de qué se trata eso de los "Nuevos Decimeros"


"Vamos a contar historias de esta Isla, como los decimeros que viajaban de comunidad en comunidad cantando los relatos de los pueblos". Sonrien y se entusiasman. "La idea es que juntos hagamos un video, uno sobre las historias del agua"

El agua siempre está ahí. Es una constante. Los circula, la recorren, juegan en ella, los refresca, aunque es agua que trae contaminación y desasosiego, lo saben porque ya se ha enfurecido otras veces e inundó los caminos, las casas, los cultivos.

Esas relaciones con el agua serán la materia prima de las historias de estos jóvenes que inician con nosotros una nueva etapa de este proceso de creación audiovisual.